miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mensaje de Mons. Oscar Sarlinga para la Navidad

Imagen del pesebre del retablo de la iglesia cocatedral de Escobar

23 de diciembre de 2012

Queridos hermanos y hermanas

En lo que va de este Año de la Fe al que nos ha convocado S.S. Benedicto XVI, y al cual como diócesis hemos dado apertura solemne el 12 de octubre en Nuestra Señora del pilar, he pensado mucho en la maternidad divina de María, por ser Ella la Esposa del Espíritu Santo, y como, a partir de su Hijo Jesucristo, sigue engendrando y dando a luz a las almas predestinadas, en el sentido paulino, para que vivamos como creaturas nuevas, creaturas sanadas por la gracia, creaturas de un “pueblo mesiánico” que es la Iglesia, cada uno de nosotros con una vocación y elección, dentro de la gran vocación natalicia a la santidad. Todos somos pecadores, y por consiguiente sujetos a la muerte, y necesitados de la misericordia infinita de Dios; la “Navidad interior”, esto es, el misterio vivido en el corazón, nos ayudará a verlo como “misterio interior, renovador, misterio que nos hace profundizar en el verdadero “discurso de Jesús”, que es la humildad, la de Dios omnipotente que se hace hombre, frágil, hermoso, que nos sonríe desde el Pesebre. Desde esta perspectiva, una Navidad vivida en el misterio de Dios, es “medicinal”, o, como verbalizaba San Agustín, “la primera medicina de la cual tenemos necesidad” (Cf De Trin. 8, 5, 7; P.L. 42, 952).
Pienso que sólo desde aquí puede renacer en nosotros una vida buena; sólo desde aquí puede renacer la gracia del perdón, la de perdonar y ser perdonados. Me invito y los invito, en Navidad, el Nacimiento, el acontecer del Niño, a escuchar la amorosa (y lapidaria) frase evangélica: «Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos» (Mt 18, 2). Misterio y desafío. Hay mucho afán del poder por el poder mismo; tanta prevaricación de los corazones, tanta inmunda calculación, traición, tanta ingratitud, tanto egoísmo… pero sobre todo, y esto es lo importante, tanta esperanza, tanta luz, tanta bondad.
Esa luz nos iluminará para ver, con los ojos de la fe (tanto más en el Año de la Fe) que Belén, la que fuera la aldea perdida en el recuerdo en Tierra Santa, ha sido la esperanza por excelencia de un mundo renacido, y sigue siéndolo también para nosotros, hoy, aquí, en las circunstancias concretas de nuestra vida, en la cual  Belén deviene nuevamente la Bethlehem, la Casa del Pan, promesa y garantía de la paz y de la justicia del Reino en nuestra vida, de la Mano amorosa de Jesús, el Niño, el Hombre-Dios, el dador del Espíritu que nos consuela en todas nuestras luchas.
A María Santísima, Esposa del Espíritu Santo, Madre de Dios-Hijo, Hija de Dios-Padre, los invito a clamarle con gozo, en esta Navidad:
• “Dichosa tú que has creído”, porque ante el anuncio del Ángel, aceptó la voluntad de Dios, como Servidora, porque, siendo Mujer de la escucha, creyó.
• “Dichosa tú que has creído”, porque pese a haber entrevisto lo que significaría su misión, y tal vez haber entrevisto también los sufrimientos que le traería, sin embargo, confió y creyó, en Dios, el Único Amor, el Único que no desconsuela ni defrauda.
• “Dichosa tú que has creído”, porque no se guardó para sí misma la pregunta que formuló al Ángel, paradigma para nuestra fe, y aceptó una misión que para la humanidad era imposible, pero no para Dios; porque creyó, y de este modo esa “pequeña mujer que encontró ese día lo Infinito” recibió ya en ese momento el Sol de Justicia que la hizo “la Mujer revestida de Sol” y nos abrió así horizontes infinitos de esperanza, haciendo que en un camino de vida, donde nadie nos dijo que no tendríamos oscuridad alguna, a la oscuridad, sin embargo, siempre le ganara la luz de la fe, del amor, de la verdad profunda, la que “germina de la tierra” (Ps. 85).
Y al Padre de los Cielos, Señor de los Ejércitos, Padre de Amor y de Ternura, le confiamos nuestro corazón y nuestro itinerario de vida, el nuestro, el de nuestras familias, comunidades, el de nuestra patria, en el Nacimiento de Jesús, en la humilde y gloriosa Navidad, con acción de gracias, como es propio de los bien nacidos, el ser agradecidos.
Haciéndonos como niños, te decimos, te clamamos, ¡Gracias, Padre, de corazón, por tu Hijo Jesús, el Niño, en el Espíritu de Amor!. Bendícenos y que nada consiga apartarnos de tu Mano, que ninguna oscuridad ni maldad cubra en nosotros la irradiación de tu luz divina.

Feliz y Santa Navidad.
 Amén.
+Oscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana


lunes, 10 de diciembre de 2012

Mensaje de Mons. Oscar D. Sarlinga en la Inmaculada Concepción de María Virgen

8 de diciembre de 2012
Año de la Fe

La Inmaculada Concepción, “la llena de Gracia”, Madre del Mesías Salvador
En cumplimiento del espíritu profético de la Virgen María, a saber, “me llamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1, 39-56), hoy, en la solemnidad de su Inmaculada Concepción, en este Año de la Fe de 2012, queremos manifestar, exclamar, declamar, nuestro amor a Ella, Madre de Dios y de la Iglesia, Madre de cada uno de nosotros. “Bienaventurada” es por siempre, pues el Evangelio, al asegurarnos que la Virgen es Madre de Dios (Cf Lc 1,26ss) nos ofrece la base granítica, a la que no puede rozar sombra de duda, para dar a María el honor debido y la efusión de un sentimiento afectuoso, el cual, como amoroso eco, se resume en el Hijo, en Cristo, Pastor y Obispo de nuestras vidas, Hermano nuestro.
Ella, María, en cuyas manos de Madre ponemos nuestras frágiles vidas, es la “llena de gracia” (Lc 1,28), laKekharitouméne, la cual nos ha dado a Jesucristo, razón por la que cada uno puede ver cuánto el ejemplo de la Virgen, su intercesión, su protección, nos ayudan grandemente, como fieles suyos, a renovarnos interiormente y a reconciliarnos con Dios y con los hermanos, así como a huir del pecado y de sus consecuencias, en especial de la injusticia, presente como “misteriosamente” en todo pecado.
Celebremos hoy, este 8 de diciembre, hay mucho que celebrar, porque la “Inmaculada Concepción”, más que una “advocación”, o “título” de la Virgen, es lo que Ella misma es. La Virgen misma es la Inmaculada Concepción, porque Ella, la Virgen, es la obra maestra de la redención obrada por Cristo. Por la potencia de su amor y de su mediación única y universal, Cristo ha obtenido que la Madre fuera preservada del pecado original; por ello María ha sido totalmente redimida por Cristo, ya antes de ser concebida, en razón de la misión que le reservaba el Padre[1], el ser Madre del Mesías Salvador.

Entre nosotros se realiza también la imagen de la Iglesia como “pueblo mesiánico”
Es verdad que no habría Iglesia sin Cristo, es verdad también que el Cuerpo de Cristo es la Iglesia, su Pueblo. Es la ocasión, por esto, de redescubrir también hoy, nosotros, a la Iglesia como Cuerpo del Salvador, como Pueblo peregrinante de Jesucristo, el Ungido del Padre, nacido de María Virgen.
La Iglesia es pueblo mesiánico[2] porque, con el don recibido, el «sentido de la fe» procedente de la unción del Espíritu, se hace “pueblo profético” que exhorta con amor y con mansedumbre a todos los hombres a la conversión. Nuestra vocación y misión poseen también ese sentido profético. Desde esta perspectiva, la misión es un centro irradiador del “profetismo de la esperanza”, esa esperanza en que todo cuanto ha sido sembrado entre nosotros, en especial en la conmemoración de los 60 años de la convocación del Concilio Vaticano II, sea cultivado y produzca cosecha abundante, conforme a la voluntad de Dios, que da a uno a sembrar, a otro el cosechar (Cf Jn 4,37).
Para dar testimonio de esa índole mesiánica que tenemos como Pueblo, necesitamos esperanza. Me refiero a la esperanza teologal, más que a las meras “expectativas” o “ganas” o “tendencias” con las que a veces nuestras mentes pueden confundirse, al no escapar del todo al subjetivismo, relativismo, o incluso secularismo imperante. La esperanza verdadera es la que “renueva”, porque es Dios mismo quien dijo “Yo hago nuevas todas las cosas”; es Él, con su Gracia, el que tiene el poder de hacernos “nacer de nuevo”, y por eso la esperanza nos hace renacer, y por eso también la enseñanza de la Iglesia reactualiza la palabra que Dios Padre, en el Hijo Jesús (el Verbo) “dice” desde el origen del mundo, y que el Espíritu de Amor reactualiza hoy y hace comprensible, en el tiempo, y en los tiempos nuestros, creaturas históricas, y que podemos hoy resumir en estas tres bíblicas exhortaciones: “escucha”, “recuerda”, “conviértete”. En esto radica la base de la pastoral, de toda pastoral, a través de “la escucha de la fe”, de la catequesis, y de la misión que de allí procede.
La esperanza, queridos hermanos y hermanas, promueve al mismo tiempo una dinámica evangelizadora y promotora de la dignidad humana, de tal modo que hace desarrollar y crecer una interrelación mutua de caridad, de participación, de colaboración, de mutua ayuda, al modo como vemos en la comunidad eclesial del libro de los Hechos (Cf Hech 18,1-4).
Se trata de amar con amor gratuito, como María. Lo que aceptó la Virgen, por excelencia, es la “gratuidad” del Don de Dios. Hay que ser muy humildes para aceptar “gratuidad”. Aceptarla implica estar movidos por el Espíritu, sin sobreestimarnos a nosotros mismos, o creernos los detentores de lo absoluto, del conocimiento, de los poderes, más allá de la entidad que estos “realísticamente” tengan, si es que fueran mirados desde una escala más global. Porque, en el fondo, no hay otro “poder” que valga que el “poder de dar la vida” y esto con obediencia, la obediencia a quien compete prestarla, y una obediencia amorosa, en cierto sentido, “a los hermanos”, se trata de una “interobediencia” una “inter-escucha”.
Por esta “interobediencia” en el amor resulta que en una comunidad cristiana, parroquial, diocesana, u otra, se hace tan importante cultivar la auténtica corrección fraterna[3], para lo cual, primero, hemos de ponernos siempre a la escucha, como María, estar en relación con todos, y en especial con los más pobres, con los pequeños, los sencillos, a la manera como lo refiere San Pablo, es decir, no creyéndonos llenos de sabiduría, “sino con el amor gratuito”(cf 1 Cor 13).
Así como podríamos decir que sobre la Inmaculada Concepción de María fue concebida, por obra del Espíritu, la Cabeza de la Iglesia y en este sentido fue edificada, ya en cierne, la Iglesia, es también con espíritu de edificación como ha de ser comprendida la colaboración y el diálogo, de modo que se sienten las bases en común para ponerse a “edificar” la Iglesia. Ésta es lo que es, Cristo en el mundo, Pueblo de Dios, y a nosotros nos toca ponernos a orar y a trabajar en esta obra, la que es agradable a Dios, la que asciende “con suave fragancia”, como sacrificio, y que a la vez desciende “como bendición” sobre nuestro pueblo, porque, como ha dicho el Señor a través del profeta Jeremías: “Yo encontraré mi gozo en hacerles el bien” (Jer 32,41).

En la Inmaculada Concepción se refleja la Belleza infinita
Por último, hermanos y hermanas, oímos hablar tantas veces de relativismo y secularismo; son desafíos que hemos de asumir en una nueva evangelización. Me referiré sólo a una de las manifestaciones de aquéllos, y quiero decirles que existen tantas “falsas luces” que atraen nuestra atención, nuestra fascinación, tantas falsas bellezas que nos encandilan en este mundo en que ni todo ni mucho es como aparece; pseudo-bellezas que en realidad terminen obscureciendo nuestra mirada, y pueden enceguecernos. Así, podemos enunciar como fatuas, aquellas “falsas bellezas” que, por autorreferentes,  no translucen la Belleza del Creador,  o bien los espejismos del afán de predominio, de la fascinación del poder por el poder mismo, de la hipocresía que nos deja bellos por fuera (en el mejor de los casos) y feos por dentro, el abuso en ámbito moral e interrelacional (y otros), el mal uso del sexo, el no poner importancia más que en nuestro propio interés por encima del bien común. Todo esto puede atraer –enfermizamente- nuestras potencias y nuestras facultades, pero en el fondo y al final nos dejarán bien encajada en nuestro interior una profunda tristeza, una “nada” interior e incluso un sentimiento de vacío existencial que en nada nos potencia, sino todo lo contrario; no dan para otra cosa.
Pareciera que la contemplación está fuera de moda, “out”. Pero es tan propia del ser humano (porque del Creador salió hecho limpio, y para la adoración, y esto nunca fue destruido) que, si no se da como “viene la mano”, por la vía que corresponde, algo tiene que suplantarla, porque es necesaria, y así la suple, por ejemplo, otra clase de “fascinaciones”, a las que se eleva a “adoración”, pero que sería falsa. En eso consisten todas las idolatrías del corazón. En cambio, la contemplación de la “Toda Hermosa” es una “vía directa”. Nos ayudará en nuestro camino de fe, porque llena de Gracia como es la Virgen, llena del Espíritu, cuya Luz brilla con incomparable esplendor, nos hará participar de ese culmen de donaciones de Dios. La belleza de María nos ayudará a concentrar nuestra mirada y quitarla de las luces fatuas, las cuales por más que nos deslumbren van a terminar obscureciéndonos, haciéndonos seres obscuros u obscurecidos, por lo menos.
Vías, caminos, de oración, esto necesitamos. Desde la oración y en ella, querríamos hoy también proponer la “vía de la belleza” de María, la que Ella tiene como Esposa del Espíritu Santo, como “toda hermosa” (tota pulchra), como ideal supremo de perfección al que ningún artista ha logrado plasmar en plenitud, como “la Mujer revestida de sol” (Ap 12,1), en la cual los rayos purísimos de la belleza humana se conjugan con los rayos luminosos, soberanos, de la belleza sobrenatural.
Que en este día de la Virgen Santísima que la gracia divina esté con ustedes, como nos lo deseó San Pablo: «la gracia esté con todos aquellos que aman a Nuestro Señor Jesucristo con amor inmutable» (Ef. 6, 24)


+Oscar Sarlinga
8 de diciembre de 2012



[1] CF BENEDICTO XVI, Audiencia general, Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano, Miércoles 7 de julio de 2010
[2] Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 9.
[3] Cf CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 37

jueves, 6 de diciembre de 2012

Carta de Mons. Oscar Sarlinga con ocasión del comienzo del adviento.

El Adviento constituye una Casa del Pan”,
un “Bethlehem”, un Belén esperanzador para nuestras vidas

Queridos hermanos, hermanas, tengan ustedes todos un sereno y feliz comienzo del tiempo de Adviento, “tiempo de María”
Puesto que la esperanza da sentido, fortaleza interior (Cf  I Tesalonicenses 3, 12-4, 2) y alegría de verdad a nuestra vida, los invito a “hacer un alto” y considerar el comenzar con ese espíritu este maravilloso “tiempo de María”, tiempo precisamente, de esperanza, también penitencial, en el cual la misma liturgia se adecua, con mayor sobriedad, para favorecer la reflexión, la meditación, el recogimiento, la conversión, transformación, de los corazones, que nos lleven a recibir al Niño naciente. Se ha cumplido la promesa del Señor a Jeremías (Cf Jer 33, 14-16) pues la germinación de justicia y bondad que Él suscitó ya nos ha liberado, y viene. Sí, Él viene con el poder del Amor.
Veamos nuestro acontecer diario. Hay muchas fatigas. No pocas veces hay dificultades que llevamos con pesadez, ansiedad, y corremos el riesgo de “perder horizonte”. Incluso puede acosarnos el frenesí. ¿Es digno el vivir de ese modo?. ¿Podríamos trabajar nuestro convencimiento para vivir “de forma distinta”, y si es así, de qué forma?. Pienso que mucho nos reconstituirá por dentro el detenernos un poco, a ver cómo reforzar (o recuperar) la esperanza verdadera, la cual es muy diferente de esa caricatura pseudoesperanzada de la “expectativa anxiógena”, de la fragmentación psicológica e incluso espiritual, a las cuales nos somete el mismo frenético modo de “durar en lucha” más que de “vivir” (de hecho, las ansias en cierto modo son sintomáticas de disturbios, en todos los órdenes de la vida humana). Claro, este cambio no resultará cual simple fruto de nuestro esfuerzo, es la Gracia la que tiene la preminencia, es la Gracia y el Don del Espíritu. Por eso, los invito a tomar muy en serio el querer recibir “la gracia especial” serenadora y sanante, de este tiempo propicio (es decir, de este “kairós”, como nos lo dice la Biblia). 
Tenemos para lo anterior una poderosísima ayuda. María, la Madre y Señora, nos guía hoy de modo especialmente luminoso. María “la Mujer de la espera”, es, así, la imagen de la Iglesia que a su vez transmite y propaga la belleza del Salvador, y que con este vigor que viene de lo profundo, produce liberación. Hay mucho estruendo en nuestras conciencias, en nuestro psiquismo y en nuestro espíritu. Liberémonos del estruendo, revivamos la belleza de la oración, como lo hemos hecho en el rezo de las vísperas cantadas en la misa en la iglesia catedral, un modo en el que hemos visto con los ojos de la fe cómo el espíritu recibe liberación con la oración sálmica, lo cual decía ya el Padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo: “Nada eleva el alma, le da alas, le aleja de la tierra, le libera de los lazos del cuerpo y le invita a meditar, a pensar adecuadamente las cosas de este mundo, como la armonía (…) que expresa la divina melodía con mesura[1].
Detengámonos un poco a considerar… Liberémonos, o, mejor, dejémonos liberar, de las ansiedades que nos acosan. Dios es eterno. Su salvación, realizada en Cristo, “ad-viene”, viene hacia nosotros, en el corazón de los acontecimientos de nuestra historia, para encaminarnos al encuentro de Quien nos amó primero, quien nos da de su Espíritu de consuelo, quien ·”llegó”, “está” y a la vez , en el sentido de la esperanza, “se acerca”, hasta que la historia del mundo llegue a ese fin el cual a la vez iniciará una plenitud, en el eterno presente de Dios, instante del que “no conocemos ni el día ni la hora” (Cf Mt 25, 13). Pidamos el Don del aumento de nuestra fe, en el Año de la Fe.

LLEVAR LA LUZ DE BETHLEHEM.. LA CASA DEL PAN

El Adviento nos potencia y nos previene, y lo hace “afianzándonos”. ¿Qué actitud se requiere de nosotros?. Más que el optimismo naïf, siempre es el realismo de la esperanza, en la fe, el que nos alimenta y consolida. El Adviento nos alimenta, pues desde esa perspectiva constituye como una renovada “Casa del Pan”, una “Bethlehem”, un Belén esperanzador.
Adviento nos alimenta y nos previene respecto del optimismo desmesurado como del pesimismo desesperanzado y del nihilismo; pensémoslo, porque no pocas veces nos asaltan tentaciones, de “no querer ver”, lo cual pareciera, al menos en primera instancia, menos problemático para nuestras vidas, pero no es así. En cambio si nos atrevemos, si osamos mirarnos  a nosotros mismos y luego no quedarnos dentro sino salir para abrirnos a la luz de la verdad (lo cual no es tan frecuente, se requiere valor para hacerlo), entonces constataremos cuánta necesidad de sanación, de conversión, hay en nosotros (y en los demás). Osemos también verlo en lo que concierne a nuestra misión en la Iglesia, lejos del optimismo artificial y del pesimismo, como nos lo aconseja este pensamiento: “(…) hay un optimismo fácil y muy artificial, el cual presupone que todo es bueno y que todos nosotros somos buenos. No es ésta la realidad del hombre de hoy. Si fuera así, no tendríamos droga, ni suicidios (…) Cómo sería agradable hablar sólo de cosas buenas y bellas. Mas los hombres vienen a nosotros porque sufren y necesitan una respuesta verdadera a sus pena profundas (…) Necesitamos tener una fuerza nueva, estar convencidos que tenemos en nuestras manos los medios para curar a los hombres, que es nuestro deber entregarles esta palabra de salvación y que ella es verdaderamente muy necesaria para el hombre (…)[2]
En este contexto de “fuerza nueva”, para la figura de la luz, hemos previsto un símbolo coadyuvante con el cual comenzar el Adviento. Hoy hemos un gesto especial en nuestra iglesia catedral de Santa Florentina, un símbolo: “la luz de la paz de Belén” que cada año un niño scout austríaco enciende en la gruta del Nacimiento de Jesús en Belén y la lleva hasta ese país, Austria, desde donde, en una ceremonia que profundiza en el ecumenismo y el diálogo intercultural e interreligioso, se distribuye luego a parroquias, hogares particulares, hospitales, asilos, prisiones... 
Con esa luz hemos encendido hoy por la tarde el primer cirio, el azul, de la “corona de Adviento” en el presbiterio de la iglesia. ¡Es un gesto que respira amor!. Lo hacemos con agrado, tanto más en presencia de tantos niños que asistieron (scouts y muchos otros) pues el símbolo sirve y vale si lo sabemos apreciar, y sobre todo si queremos realizar “lo que simboliza”. El símbolo tiene “algo” de lo simbolizado; en el gesto de la “luz de la paz de Belén” de Galilea, hay algo del trascendental belleza, definida como quae visa placent[3], hay, diríamos, una simbólica contagiosa chispa del esplendor de la verdad. 
Pero la Liturgia del Adviento es el “gran símbolo”. Para nosotros, en la plenitud de Cristo, nos hace reflexionar, con una renovada luz, en lo más importante, que es entregarnos a la adoración de Dios. La plenitud la tenemos, sólo debemos dejar entrar en nosotros la Presencia real, vivir de la Presencia eucarística, dejar entrar en nuestros corazones la relación intrínseca, amorosa, entre la eucaristía y la adoración[4]
Pastores y fieles nos comprometemos en este nuevo Adviento a llevar luz, pues esparcir obscuridad es lisa y llanamente una emanación del pecado. En especial a los consagrados, les recuerdo, me lo recuerdo a mi mismo, comprometámonos más, con mayor fervor, ése que caracteriza a la “nueva evangelización” a ser “luz y sal”, como nos lo pidió Cristo Señor, Hijo de Dios vivo, el cual vino para salvar a su pueblo de sus pecados (Cf. Mt 1,21) y para santificar a todos los hombres. 
Sintámonos deudores para con una misión recibida pues como Él ha sido enviado por el Padre, así envió a sus apóstoles (Cf. Jn 20,21), a los que santificó, dándoles el Espíritu Santo, a fin de que, a su vez, glorificasen al Padre en la tierra y salvaran a los hombres, «por medio de la edificación de su cuerpo» (Ef 4,12), que es la Iglesia. 
Entonces el obispo también desea decirles esto: que hoy quiere expresar ante ustedes su necesidad de conversión y renovada misión como profeta y servidor, porque los obispos, puestos por el Espíritu Santo, suceden a los apóstoles como pastores de almas, y junto al Sumo Pontífice y bajo su autoridad tienen la misión de perpetuar la obra de Cristo, Pastor Eterno, y es por eso que son auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores[5]. Convencido de este servicio al que el Señor nos llama y al cual le hemos entregado la vida, les digo que hoy, aquí, el símbolo de la luz nos recuerda que esta iglesia catedral es también Casa del Pan para la diócesis, la Iglesia misma es Casa del Pan, Bethlehem, para la humanidad, para llevar en la misión, la Luz de Cristo.

EL FIN DE “UN MUNDO” SIGNADO POR EL EGOÍSMO

En la Palabra de este primer Domingo de Adviento hubo referencia a “un fin”. ¿Hemos escuchado con atención el Evangelio?. La liturgia inicia hoy la celebración del primer domingo de Adviento, con un trozo del Evangelio de Lucas (Lc 21, 25-28. 34-36). Llegarán los días…” nos dijo el Señor, invitándonos a estar despiertos, prevenidos, invitándonos a la vigilancia; más que sucumbir al miedo, a vigilar, velar.
 Todo se pasa, Dios no se muda” nos enseñó en poesía Santa Teresa de Jesús. Este mundo pasa, todos nuestros acontecimientos, tan significativos, de tanto peso y espesor que son, o que simbolizan o significan para nosotros, también pasan, por no decir cuán presto, si nos fijamos bien, pasamos nosotros por este mundo. Tempus fugit, huye velozmente, y qué pena da el ver que no poca gente (¿algunos consagrados pueden estar afectados también por ello?) parece “transcurrir” su tiempo “como si Dios no existiera” o bien como si “nuestro tiempo” fuera “un vacío a llenar con nuestro propio “relleno”. 
Pero vacío, en sí, no hay. Con divina sabiduría, el Evangelio nos invita a vivir con plenitud, el cristianismo es plenitud. Y si en realidad hemos escuchado (shemá) el Evangelio de hoy, descubrimos que Jesús anuncia para un “cuando” que sólo el Dios Altísimo conoce, la inminencia de su retorno como “en gloria presencial” (Kebod, Shekihah, ambas juntas), y esto con un previo proceso, el de nuestra historia, la historia del mundo, es decir, un iter… que se desarrolla en el tiempo, hasta que su Aparecimiento sea anunciado “a la voz del Arcángel y al son de la trompeta de Dios” (Cf 1 Tes 4, 16). 
¿Y mientras tanto –podemos preguntarnos- cómo obrar?. Orar y vivir, trabajar y amar. El pasaje evangélico de este primer Domingo del Adviento se despliega a la manera de un “díptico”, presentando, por un lado, una especie de “de-creación” cósmica, y una “re-construcción” sobrenatural, con “la Venida”. Mientras tanto, y sabiendo que, en cierto sentido y en cierta medida, algo de cada uno de los postigos de ese “díptico” a venir, ya los vivimos día a día, crezcamos en la fe, no nos dejemos ganar por el miedo o la desesperanza, y sepamos que lo único que puede destruirnos es el pecado como alejamiento de Dios y de su Amor, como “frustración” en lo particular de nuestras vidas, del proyecto de la divina Sapiencia. 
En síntesis, podrían incluso caer a plomo los astros que Dios mismo colocó en el firmamento, podrán desencadenarse los elementos en la tierra (todo eso, si Él lo quiere o permite, será para un mayor bien, en su “Proyecto”). 
Pero, como tal, es el pecado en tanto negación, aversión, rechazo al Amor divino y sus consecuencias, lo único que atrae des-construcción, lo que provoca la muerte del alma. Aunque se cayera el mundo material, aun así, en su caída, ésta, por vertiginosa y potente que fuere, nunca podría destruir nuestra unión con Cristo, si confiamos de verdad en Él. Dios es fiel, admiremos su “fidelidad” (el bíblico emét), ni un cabello de nuestra cabeza cae sin su permiso.  
Creo que uno de los sentidos convergentes que podemos dar al pasaje evangélico –también aunque no sólo- es que en cada Adviento “muere” y “termina”, “cae” un mundo signado por el egoísmo, y el odio, y renace, por la fidelidad de Dios, la reconciliación. Un día terminará el mundo y vendrá el Justo Juez. En este tiempo, mientras tanto, la Iglesia, dentro de los particulares espacios para la belleza que nos proporciona, nos da en el Adviento la armonía en la justa proporción, para poder admirar la Liturgia y no caer en el puro activismo; así como tampoco en la pereza y las omisiones, tan letales. 
La Iglesia, diría, nos presenta en el Adviento a considerar “la actitud del que admira”, como decía ese muy buen teólogo y gran persona que fue el (difunto) Padre Servais Pinckaers: “La admiración constituye a nuestro parecer la fuente más profunda de la energía y de la calidad (…); ningún imperativo se la puede igualar (…) Dime lo que admiras y te diré quién eres[6]. En este aspecto, la fe implica también admiración, en la medida en que ésta “nos abre” más y más, con humildad, a la luz de Dios. 
Contemplativos para la acción (como decía el Cardenal Eduardo Pironio), pienso que así hemos de ser. Por eso, la actitud admirativa acerca de las obras de Dios, proyecta “un rayo de luz”, como ese rayo al que se refiere el Papa Benedicto XVI en Porta Fidei, aludiendo a la carta de Pedro: “Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo (…) alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9)”[7].

JESÚS, EL ALFA Y OMEGA, VIENE

La otra cara del díptico, como hemos dado en llamarlo, del Evangelio de hoy, nos habla de la venida del Hijo del hombre: “sobre una nube, lleno de poder y de gloria”. Lo creemos, lo esperamos. Mientras tanto, ciertos de la Resurrección gloriosa, nuestra conversión consistirá en “abrirnos de corazón” al proyecto de Cristo, el proyecto de un mundo nuevo y de la nueva creación; abrirnos, en última instancia, y permítanme que lo repita, pues ya lo he dicho, “a la adoración”, que nos abre a horizontes infinitos…. A decir verdad, podríamos considerar que si testimoniáramos más y con mayor realidad irradiante esto dicho, con seguridad no habría en el mundo que nos rodea tanto vacío existencial. 
La entera Liturgia nos lleva a amar y adorar, a dignificarnos y a dignificar, tal como en una oportunidad lo dijera el Papa Pablo VI: De nada serviría la reforma litúrgica si no aumentaran en la Iglesia los verdaderos adoradores del Padre en espíritu y verdad, conscientes de su dignidad de miembros del Cristo, que está presente de modo eminente en la comunidad del culto y ofrece con nosotros su sacrificio a Dios[8]
Por cierto, dicho último pero no menos importante, la Liturgia nos lleva a la vida, a realizar en la vida la caridad de Cristo, que nos apremia, la caridad interpersonal, social, al amor hasta que duela, hasta dar la vida, como en una “teodramática” a la manera de Von Balthasar, con ese teo-dramatismo del Sí, del “Amén”.  
Será entonces la ocasión de contemplar este misterio, en este Adviento, con la viva admiración como a una viviente obra de arte, la cual, precisamente por serlo, como decía M. D. Philippe, nos “lleva al misterio del cuerpo glorioso de Cristo[9]
Dios es fiel, su fidelidad es grande, tengamos confianza en el Señor, por difíciles que sean las circunstancias que nos toca vivir (y lo son). Obremos en consecuencia, en las circunstancias concretas de nuestra vida, con la Cruz Pascual que el Señor nos dé, sea como fuere el devenir de la figura de este mundo, orando y trabajando por la realización, muy noble, leal, realística y esperanzada, de la “luz de la paz de Bethlehem” porque, al final, en última instancia, nos sucediera lo que nos sucediera: ¿quién podrá separarnos de Dios?. 
Estamos unidos al Señor, el Principio y el Fin; el que es, y que era, y que viene, el Todopoderoso. Él nos ha salvado; Él viene. Nada puede separarnos de su Amor. Con la ayuda materna de la Virgen Madre de la Iglesia, a quien le imploramos protección, guía, que nos tenga de su mano amorosa, a nosotros, nuestras familias, nuestras comunidades.



+Oscar Sarlinga
Sábado 1ro de diciembre de 2012, víspera del I Domingo de Adviento




 

[1] SAN JUAN CRISÓSTOMO, Expositio in psalmum 41, 1: PG 55, 156.
[2] J. RATZINGER- Davanti al protagonista. Alle radici della liturgia. Cantagalli. Sena 2009, pp. 59. 60. 61.
[3] SANTO TOMÁS DE AQUINO, Summa theologiae, I, 5, 4 ad 1m.
[4] Cf. BENEDICTO XVI, Adhortatio apostolica Sacramentum caritatis (22-II-2007), n. 66: AAS 99 (2007) 155-156.
[5] Cf. CONC. VAT. II, Cost. dogm. sobre la Iglesia Lumen Gentium, cap. III, nn. 21, 24, 25: AAS 57 (1965), pp. 24-25.29-31 [pag. 163ss, 173ss].
[6] SERVAIS Th. PINCKAERS, À l´école de l´admiration. Saint Paul. Versalles 2001, p. 5.
[7] BENEDICTO XVI, Carta Apostólica en forma motu proprio PORTA FIDEI con la que se convoca al Año de la Fe, dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, n. 25.
[8] PABLO VI, Discurso al Colegio Cardenalicio, 22-VI-1973: AAS 65 (1973) 382.
[9] M.-D. PHILIPPE, Philosophie de l´art. Ed. Universitaires. París 1994, p. 51.

martes, 30 de octubre de 2012

Vivir un renovado Pentecostés.



Cincuenta días después de la Pascua, el Espíritu Santo descendió sobre la comunidad de los discípulos, que “perseveraban concordes en la oración en común” junto con “María, la madre de Jesús”, y con los doce Apóstoles (cf. Hch 1, 14; 2, 1). Por tanto, podemos decir que la Iglesia tuvo su inicio solemne con la venida del Espíritu Santo. En ese extraordinario acontecimiento encontramos las notas esenciales y características de la Iglesia: la Iglesia es una, como la comunidad de Pentecostés, que estaba unida en oración y era “concorde”: “tenía un solo corazón y una sola alma” (Hch 4, 32). La Iglesia es santa, no por sus méritos, sino porque, animada por el Espíritu Santo, mantiene fija su mirada en Cristo, para conformarse a él y a su amor. La Iglesia es católica, porque el Evangelio está destinado a todos los pueblos y por eso, ya en el comienzo, el Espíritu Santo hace que hable todas las lenguas. La Iglesia es apostólica, porque, edificada sobre el fundamento de los Apóstoles, custodia fielmente su enseñanza a través de la cadena ininterrumpida de la sucesión episcopal. La Iglesia, además, por su misma naturaleza, es misionera, y desde el día de Pentecostés el Espíritu Santo no cesa de impulsarla por los caminos del mundo, hasta los últimos confines de la tierra y hasta el fin de los tiempos. Esta realidad, que podemos comprobar en todas las épocas, ya está anticipada en el libro de los Hechos, donde se describe el paso del Evangelio de los judíos a los paganos, de Jerusalén a Roma. Roma indica el mundo de los paganos y así todos los pueblos que están fuera del antiguo pueblo de Dios. Efectivamente, los Hechos concluyen con la llegada del Evangelio a Roma. Por eso, se puede decir que Roma es el nombre concreto de la catolicidad y de la misionariedad; expresa la fidelidad a los orígenes, a la Iglesia de todos los tiempos, a una Iglesia que habla todas las lenguas y sale al encuentro de todas las culturas. El primer Pentecostés tuvo lugar cuando María santísima estaba presente en medio de los discípulos en el Cenáculo de Jerusalén y oraba. También hoy nos encomendamos a su intercesión materna, para que el Espíritu Santo venga con abundancia sobre la Iglesia de nuestro tiempo, llene el corazón de todos los fieles y encienda en ellos, en nosotros, el fuego de su amor.

miércoles, 24 de octubre de 2012

"Baradero, con Santiago caminando con Fe hacia el 4to Centenario"


Al comenzar el “Año de la Fe” un grupo de alumnos de la Escuela “Fray Luis de Bolaños” realizaron una “caminata solidaria”, con la alegría del anuncio evangelizador y la promoción humana integral.  En efecto, dichos alumnos organizaron la mencionada caminata solidaria con el fin de recaudar fondos y alimentos no perecederos, los cuales van a ser destinados a Caritas y a la provincia del Chaco. Dialogamos con la Directora de la escuela Silvia Keudell quien nos expresaba: “Los chicos han trabajado mucho para esta ocasión, es una caminata que tiene como misión recolectar alimentos no perecederos, elementos de higiene personal y elementos de primeros auxilios para “Caritas Santiago del Baradero” y para “El impenetrable” Chaco. Esta misión para los chicos que se están preparando para la confirmación y que la van a recibir este sábado, es una tarea muy especial. En este momento están participando alumnos de 6to.
Caminata solidaria en Baradero camino al Cuarto Centenario
Año que son los que van a recibir la confirmación y los chicos de 1er. Año del Instituto Ferrari que también se adhirieron, los que organizan son los sextos de la escuela Fray Luis de Bolaños. Lo hicimos hoy 11 de octubre porque se cumple el aniversario de la muerte de Fray Luis de Bolaños y el comienzo del año de la fe y además con vistas hacia los 400 años de Baradero. Hasta el viernes vamos a estar recibiendo colaboración en la escuela, esperemos juntar muchas cosas para la gente que lo necesita”.
Es digno de recordar también que el Plan Pastoral diocesano tiene una referencia importante a la educación y a la evangelización de la cultura, en el capítulo IV, “FERMENTO EUCARÍSTICO EN EL MUNDO Y PROMOCIÓN DEL LAICADO”, n. 8: “La Educación católica y la Pastoral de la cultura”, a saber: “Para lograr este servicio educativo a nuestra sociedad hemos de centrarnos en dos instituciones: la familia y la escuela-universidad. Además, destacamos la Doctrina Social de la Iglesia como el mejor medio para encarnar los principios evangélicos en la compleja realidad cultural, política, social, ecológica y económica. La escuela y la universidad: “(…) el mundo de la educación es un campo privilegiado para promover la evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio”. No podemos menos que alentar a quienes trabajan en la pastoral educativa de la Iglesia, que desde el nacimiento de nuestra Nación siempre estuvo al servicio de la educación en la escuela pública, sea de gestión estatal, privada o confesionalmente católica. Destacamos como decisiva acción pastoral el procurar que ningún educando egrese de nuestras instituciones sin una conveniente cosmovisión cristiana: sin haber interiorizado un amor y una fe firmes en Jesucristo, junto a un activo sentido de participación y pertenencia a la Iglesia, unidas a un compromiso personal y solidario para construir una Patria de hermanos”.
El recorrido culminó en la misma escuela donde docentes y compañeros aguardaron con aplausos la llegada de los alumnos solidarios. Las maestras y el Sr. Miguel Formica, quien prestó su “parlante móvil”, recorrieron calles de la ciudad de Baradero con este propósito.

martes, 9 de octubre de 2012

Culminó la VI Misión Juvenil Diocesana en Zárate-Campana


7 de octubre /Tuvo lugar en la ciudad de Zárate la Sexta “Misión Joven” diocesana, como la preparación más inmediata a la apertura del Año de la Fe.
Con el lema “Vayan y hagan discípulos a todas las naciones” (Mt. 28, 19) jóvenes provenientes de parroquias, asociaciones de fieles,
movimientos e instituciones de toda la diócesis se hicieron presentes para llevar a las familias zarateñas la Buena Nueva. Participaron también los seminaristas del Seminario “San Pedro y San Pablo” de Campana, algunos de los cuales recibieron ministerios de mano del Obispo en la misa del sábado 7. El día 12 se hará la apertura solemne del Año de la Fe en Pilar.
Por primera vez, la ciudad de Zárate recibió la “Misión joven” de la diócesis, uno de los ejes de la pastoral diocesana de comunión
y misionariedad. Cerca de 500 jóvenes estables provenientes de los distintos partidos que comprende la diócesis de Zárate-Campana,
más distintos jóvenes que se incorporaron en alguna de las jornadas misioneras, transmitieron el mensaje de fe, evangelizaron y testimoniaron en las visitas a las casas de familia y a través de distintos eventos, en esta ciudad, donde también este año 2012 se celebraron las “Fiestas patronales diocesanas” de la Virgen de Luján, también con participación de fieles de toda la circunscripción eclesiástica. Los jóvenes fueron hospedados en el Colegio “Sagrada Familia” y el Hogar “Santa Teresita” durante todo el transcurso de éste gesto misionero que se realiza todos los años en un partido, una ciudad o región diferente de la vasta y poblada diócesis.
El Obispo Mons. Oscar Sarlinga concurrió para la misa del sábado por la tarde, para el “evento joven” y para la misa del lunes a las 11.
Muy numerosos sacerdotes, y también algunos diáconos permanentes y religiosos y religiosas se hicieron presentes. De entre los sacerdotes, los vicarios, los curas párrocos de Zárate, los delegados episcopales, el Seminario, con los Padres Santiago Herrera, Hugo Lovatto (delegado para la juventud) y Fernando Fusari, y tantos otros.
Como se ha dicho, además de las tradicionales visitas a las casas de familia, se misionó en diferentes instituciones como hogares de ancianos, entre ellos el perteneciente a las Misioneras de la Caridad, Bomberos Voluntarios, Cruz Roja y distintos centros de salud. El sábado se rezo la Via Crucis por las calles de la ciudad de Zárate y se finalizó con un acto penitencial y Adoración al Santísimo Sacramento en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. El día domingo los jóvenes se trasladaron a las Parroquias María de Nazareth y Nuestra Señora de Fátima donde compartieron la Adoración con las comunidades parroquiales. El día finalizó con un “evento joven” con presencia de artistas musicales y participación de jóvenes de nuestra diócesis; a decir verdad, incluso dicho
evento constituyó un verdadero momento de fraternidad y de oración, con canciones cristianas y momentos de meditación. También el Obispo, los sacerdotes y los seminaristas estuvieron presentes en dicho “evento joven”.
Se habla de “Sexta Edición de la Misión Juvenil Diocesana” puesto que, luego de la asunción del Plan Pastoral, en 2007 comenzó en Santiago del Baradero, en 2008 en Belén de Escobar, en 2009 en Campana, en 2010, para el Bicentenario, tuvo lugar en San Antonio de Areco (declarada “madre de ciudades” de la región) y en 2010 tuvo lugar en Pilar.
Los medios de comunicación de la ciudad de Zárate dieron una interesante difusión al acontecimiento, llamándolo “uno de los
eventos religiosos más importantes de entre los que la diócesis realiza todos los años, en el cual ahora los jóvenes son los encargados de difundir la Buena Noticia a cada rincón de la ciudad de Zárate”. La delegación de pastoral de Juventud, dijo a los medios, a través de algunos de los jóvenes organizadores: “Nuestro Obispo nos envía a ser pescadores de hombres y con esto buscamos a aquellos jóvenes y no tan jóvenes que están más alejados, en cada rincón de cada ciudad y cada hogar, y al mismo tiempo el ser pescadores de hombres, nos hace salir al encuentro de aquellos hermanos y hermanas que se sienten alejados de la fe cristiana, para que vuelva a brotar en ellos esa luz que fue apagada en algún momento. De este modo, esas personas, esos jóvenes, van a incentivar a otros hermanos, personas tanto jóvenes como adolescentes y adultos para que volvamos a Jesucristo como centro de nuestra vida, paa tener un mundo mejor”. Así se expresaron. Todos los voluntarios e incluso los autos en los que se movilizaron fueron debidamente identificados para evitar cualquier tipo de malentendido con los vecinos, y es digno de notar la colaboración de las familias, de las instituciones, e incluso, desinteresadamente, de los medios de comunicación regionales.
http://www.eldebate.com.ar/despliegue.php?
idnoticia=61456&idseccion=25

jueves, 4 de octubre de 2012

Fiestas Patronales en San Francisco de Asis (Pilar)


Con gran participación de fieles, grupos apostólicos, entidades de bien común, instituciones, entidades educativas, y pueblo en general, el Obispo de Zárate-Campana, Mons. Oscar Sarlinga, presidió las celebraciones patronales de San Francisco de Asís, en la jurisdicción de la penúltima parroquia erigida en la diócesis, Nuestra Señora de la Paz y San Francisco de Asís. El párroco, Pbro. Gabriel Micheli, junto con su consejo pastoral, prepararon muy bien las festividades, también con sentido de promoción social integral y de creación de nuevos grupos apostólicos y reafirmación de la misión joven. La sede parroquial de San Francisco de Asís se encuentra celebrando sus fiestas patronales, con novena y solemnidad trasladada al domingo más cercano. Grupos apostólicos nuevos, nuevos catequistas, grupos de oración, grupos de ayuda a tóxicodependientes y de reinserción de quienes han logrado vencer ese flagelo, el grupo juvenil, el grupo misionero, la Caritas, el grupo de artes marciales y otros de inclusión de niños y jóvenes en riesgo, y numerosos otros, así como escuelas participantes, dieron muestra de la vitalidad de esta joven parroquia.
El domingo de la solemnidad, a las 10:30 se concentraron los fieles en la rotonda de ingreso al barrio San Jorge y a las 11 se dio inicio a la procesión, en honor a San Francisco, luego de lo cual tuvo lugar la Santa Misa, a las 11.30 , presidida por Mons. Sarlinga y concelebrada por el cura párroco, Pbro. Gabriel Micheli, y por Mons. Galuppo, mons. Santiago Herrera, Mons. Marcelo Monteagudo, el Pbro. Atilio Rosatte (cura párroco de Santiago del Baradero) y el Pbro. Iván Pertiné, de la sociedad de San Juan. Participaron seminaristas del Seminario “Santo Cura de Ars”, entre los cuales Francisco Liaudat, destinado los fines de semana a esa parroquia para la pastoral e instituido acólito el sábado anterior en Nuestra Señora de la Paz.
Durante la misa patronal fueron confirmados 5 jóvenes de los barrios San Jorge y Carabassa y al término se oficializó el grupo scout “Nuestra Señora de la Paz”. En su homilía Mons. Sarlinga destacó el espíritu ardoroso de San Francisco de Asís, su despojo de todo para dejarse llenar por el Espíritu de Amor y su obediencia filial a la Iglesia, lo cual hizo que se transformara en modelo de “kénosis”, anonadamiento, a imitación de Jesucristo, y al mismo tiempo “en modelo de regeneración social en el Espíritu” puesto que el reconocimiento de su ánimo y finalidad católicos por parte del Papa Inocencio III hizo que se encauzara un gran movimiento que, en el medioevo, buscaba la pobreza espiritual y lo que hoy llamaríamos la justicia social, pero que necesitaba encauzamiento y a la vez crecimiento. Este encuentro entre “potencia irrumpiente del Espíritu” y “autoridad apostólica” (la cual viene también del Espíritu) forjó un modo de ser “creaturas nuevas”, en sentido paulino, que en su momento significó una fuerza de evangelización y civilización. Además acotó Monseñor Sarlinga: “Para eso está la verdadera autoridad, dijo el Obispo, para “escuchar”, ella misma, al Espíritu Santo, en la comunión de la Iglesia, para “obedecer a Dios” y de ese modo que se le preste obediencia (oboedientia, escucha) en la Iglesia, y para “dar crecimiento a la obra del mismo Dios”, puesto que el mismo concepto de “auctoritas” representa a la vez a quien “da cauce” y al mismo tiempo “hace crecer”. Mencionó también que San Francisco de Asís fue lugar adonde se acudía desde la diócesis a misionar, pero que hoy es un centro misionero, con la “misión joven” y con el sentido de la misión permanente que se da a la catequesis, y en especial a la confirmación.

En cuanto a la novena, tuvo el siguiente itinerario:
Lunes 24 de septiembre:
Misa 19 hs. Iglesia San Francisco de Asís. Por los difuntos.
Martes 25 de septiembre:
Misa 19 hs. Iglesia San Francisco de Asís. Fiesta de Ntra. Sra. de San Nicolás. La Virgen María como modelo de fe.
Miércoles 26 de septiembre:
Misa 19 hs. Iglesia San Francisco de Asís. Por las familias de catequistas.
Jueves 27 de septiembre:
Misa 19 hs. Iglesia San Francisco de Asís. Por las vocaciones sacerdotales, por el Seminario Diocesano San Pedro y San Pablo.
Viernes 28 de septiembre:
Misa 19 hs. Iglesia San Francisco de Asís. Por los enfermos. En la misa se confirió el sacramento de la Unción de los enfermos.
Al término de cada misa, en la Adoración al Santísimo, se rezó la Corona de la Divina Misericordia.

El cierre de los festejos patronales siguió con una fraterna reunión comunitaria en la amplia plaza frente a la iglesia parroquial, y el asado criollo al que concurrió la comunidad toda (Obispo y sacerdotes incluidos) fue beneficio de la obra de los salones parroquiales, que aún falta concluir.

La parroquia de Nuestra Señora de la Paz y San Francisco de Asís abarca dos grandes franjas de ruta rodeadas de población en el partido de Pilar. Dos son los templos con que cuenta, y abarca la franja poblacional del barrio san Jorge y el barrio Carabassa y su entorno -incluyendo el histórico “Pilar viejo”-, así como la zona conocida como Estancias del Pilar, en sentido amplio puesto que la larguísima ruta pública que llega hasta ese lugar está sembrada de barrios abiertos, y también de algunos barrios cerrados, tanto de un lado como de otro.  La jurisdicción de la nueva parroquia -que integra el decanato Nuestra Señora del Pilar- quedó delimitada al norte con la calle Tres Arroyos, antigua Ruta 8 y calle Mercedes; al este con la ruta 34; al sur con el partido de Luján y al oeste con el río Luján.
Nuestro Obispo estableció que la sede parroquial sea la iglesia San Francisco de Asís (avenida San Jorge esquina Los Paraísos, Barrio San Jorge, Pilar). Hace tiempo que venía augurándose la creación de una parroquia en esa zona, con fundamento en “el crecimiento demográfico de la ciudad de Pilar, y la necesidad de una mayor atención pastoral en un amplio sector de la misma, así como el crecimiento de la pastoral de la Iglesia católica en esas regiones, la existencia de nuevos templos con sus salones pastorales y demás dependencias, así como la formación progresiva de comunidades de fieles y el crecimiento de las instituciones en la zona, no menor la instalación de establecimientos de educación católica, así como emprendimientos de caridad institucional”.  Ésta es la cuarta parroquia en el partido de Pilar erigida por monseñor Sarlinga desde 2006. Las restantes fueron San Luis Gonzaga (Manzanares-Fátima), San Manuel Mártir (La Lonja), y Nuestra Señora de Luján y San José Obrero (Zelaya).+

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Señor de Lagunas: Colorida Fiesta de la Comunidad Boliviana en Escobar


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La comunidad boliviana celebró al “Milagroso Señor de Lagunas”. Es otro año consecutivo en que hermanos y hermanas bolivianos,  y especialmente orureños se unieron con devoción y fe por amor a Jesucristo, como “Señor de Lagunas” pidiéndole paz y prosperidad. La comunidad de origen boliviano, del estado plurinacional, es muy numerosa en el partido de Escobar, como sabemos.
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Si bien la fecha es el 14 de septiembre (para la Exaltación de la Santa Cruz) la festividad del Señor de Lagunas suele celebrarse en un sábado o domingo más cercanos. En Bolivia, es la fecha en la que miles de personas se trasladan a pie o en movilidades hasta la población de Cala Cala, una caminata o peregrinación que realizan especialmente jóvenes que en grupos se trasladan a la comunidad los fines de semana de todo el mes de septiembre. Según las costumbres de este pueblo, para la festividad llegan al lugar que es meta de peregrinación muchas personas de las poblaciones aledañas quienes demuestran su fe con danzas y canciones muy tradicionales del lugar, además que otros tienen la piadosa creencia que de construir una casa con piedras del lugar o comprar una en miniatura elaborada con yeso.
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La festividad tiene su origen en  la aparición del Señor de Lagunas, que se encuentra relacionada con a profunda devoción que el pueblo le profesa, cuya historia según relato de pobladores de hace muchos años surgió desde el momento de la aparición de la Cruz del Señor Jesús en el cerro que es conocido como el calvario o conocido por muchos como la “cabeza del lagarto que fue petrificado por la Virgen” convirtiéndose en una figura del sentir popular, parte de la narración relacionada con el Carnaval de Oruro.
Pero  la historia cuenta que dos niños pastores provenientes de la población de Cala Cala, llevaron sus ovejas al lugar donde se encuentra el calvario y ese día cayó una granizada con fuertes relámpagos, pasada la inclemencia del tiempo, los menores quedaron sorprendidos al observar un objeto brillante en el lugar más elevado del cerro donde vieron una Cruz donde se observaba el rostro de Cristo.
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Este hecho fue comunicado a sus padres y estos a su vez al hacendado del lugar, Isaac Arrázola Valenzuela, a quién se le manifestó el señor en sueños y le pidió que construya una casa en el lugar donde fue encontrada la cruz.
Ante la petición, Isaac Arrázola hizo construir en el lugar una pequeña capilla de adobe y techo de paja, pero a la vez había un fraile en el lugar que no creía en esa manifestación y fue al lugar de la aparición de la cruz para convencerse de este hecho y al llegar al pie del cerro fue encantado o como todos sostienen fue convertido en roca por su falta de fe, actualmente se divisa en este lugar un espacio en el cerro de color negro que se cree es la capucha y hábito de este personaje, lugar de donde brota una vertiente de agua, considerada como milagrosa y que es distribuida a toda la ciudad; es de esta forma que inicia la devoción por el Señor de Lagunas o Tata Lagunas como la gente del lugar le conoce.
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Del Señor de Lagunas existen tres tipos de Cofradías, las que salen en Semana Santa, las de gloria que salen el resto del año y las sacramentales cuando se recuerda al Santísimo Sacramento, todas hacen una procesión al menos una vez al año y muy bien organizadas que se dedican a realizar también trabajo social en beneficio de los necesitados y en muchos casos para apoyar en la refacción o mejoramiento del templo. Se tiene conocimiento que actualmente existen aproximadamente 25 cofradías y otras 25 constituidas por familia

martes, 11 de septiembre de 2012

Visita de Mons. Emil-Paul Tscherrig, Nuncio Apostólico, en ocasión de los festejos por el día del inmigrante


El día 4 de septiembre tiene lugar en nuestro país “el día del inmigrante”, y desde tres años atrás en la diócesis de Zárate-Campana se lo celebra con distintos actos y la culminación con la eucaristía, el sábado más cercano por la tarde. En este año 2012 ha sido el día sábado 8 de septiembre cuando las comunidades pudieron disfrutar de distintos actos típicos, y a las 19 fue celebrada la Santa Misa, presidida por el Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad, Émil-Paul Tscherrig, concelebrada por Mons. Oscar Sarlinga y 25 sacerdotes. Estuvieron presentes el secretario general de la comisión episcopal de migraciones y turismo, P. Flavio Lauría, el capellán nacional para la comunidad boliviana, el director del Apostolado del Mar, y el secretario de Nunciatura, Mons. Robert Murphy. El Seminario diocesano “San Pedro y San Pablo” participó de la celebración, junto con sus formadores, entre los cuales el rector, Mons. Santiago Herrera, vicerrector, Pbro. Hugo Lovatto, y el prefecto, Pbro. Fernando Fusari. El cura párroco, Pbro. Albino Cabral, y el rector de la iglesia, Pbro. Mauricio Aracena estaban también presentes, así como el delegado episcopal para los migrantes e itinerantes, Pbro. Alfredo Meóniz, entre otros numerosos. Se contó también con la presencia de diáconos permanentes, y de numerosas religiosas, entre las cuales la comunidad de Mater Dei, establecida en Ing. Maschwitz (partido de Escobar).
La diócesis de Zárate-Campana ha venido haciéndose eco la realidad de la migrancia y la movilidad humana en la zona de influencia, en primer lugar por ser nuestro pueblo argentino una conjunción de pueblos originarios, inmigrantes venidos de Europa, y de países latinoamericanos hermanos, en especial en lo que a éstos se refiere, paraguayos, bolivianos, siendo éstos últimos particularmente numerosos en la región de la Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires, y en la diócesis de Zárate-Campana especialmente en los partidos de Escobar y Pilar, aunque el fenómeno va extendiéndose cada vez más a Campana y a Zárate. A los fines de una mejor atención pastoral y promoción humana integral, fue creada en el año 2008 la delegación episcopal de Migrantes e Itinerantes, primeramente para la inmigración desde vecinos países, y también porque dichos partidos tienen una ingente movilidad humana de fines de semana, propia del “corredor Norte” de la autopista Panamericana, en sus dos ramales.
En este contexto, la ciudad y partido de Escobar es como un emblema de la movilidad humana y la inmigración, donde descendientes de los pueblos autóctonos, de españoles, portugueses, italianos, japoneses (quienes trajeron la floricultura intensiva, proseguida por los bolivianos), paraguayos, bolivianos (de las distintas regiones del estado plurinacional de Bolivia) y tantos otros, que conviven en paz y miran a un futuro esperanzador, con un sentido integrador, sin perder sus riquezas culturales que les son propias. Muchos de estos inmigrantes y descendientes son católicos, algunos de práctica frecuente, otros más alejados, a los cuales ha de referirse de modo preferencial nuestra actitud de “nueva evangelización”.
Son estos los motivos por los cuales el Obispo Mons. Oscar Sarlinga ha querido que la iglesia concatedral de Belén de Escobar sea un lugar de culto y de hermandad, que represente a todos estos pueblos, unidos como pueblo argentino, generoso y esperanzado
A estos fines, contando con el antecedente de la prexistente devoción a la advocación del “Buen Ayre” o “Bonaria” de la Santísima Virgen en la ciudad de Belén de Escobar, el Obispo hizo colocar en 2010 una artística talla de la Virgen María, en dicha advocación de Nuestra Señora del Buen Ayre, con la cual la Virgen María es patrona universal de los navegantes, y que el Obispo extendió en la diócesis a los migrantes e itinerantes. La venerada imagen se encuentra en la capilla lateral de la iglesia cocatedral, donde también descansan los restos de la fundadora de Escobar, Doña Eugenia Tapia de Cruz.
Al momento de la procesión de ingreso la banda musical de instrumentos de viento (formada por jóvenes), de “María Madre Nuestra” ejecutó “Alabado sea el Santísimo”, y al término de la misa ejecutaron varias piezas ante el atrio de la iglesia.  El Sr. Nuncio Mons. Tscherrig tuvo una excelente homilía, en la que agradeció al Sr. Obispo la invitación, manifestó su alegría por estar en la diócesis, y ver a tantas colectividades de inmigrantes representadas, tantas familias, jóvenes y feligresía local, que colmó por completo la iglesia concatedral, el templo más grande de toda la diócesis. Mons. Tscherrig manifestó un acabado conocimiento de la realidad inmigratoria local, de la realidad pastoral, hizo referencia a las lecturas bíblicas del domingo correspondiente, a la “Nueva Jerusalén”, y llamó a un renovado “effetà” en la evangelización, haciendo un llamamiento especial al laicado. De entre todas las colectividades presentes, la sociedad suiza de Baradero (la ciudad que tiene una proporción notable de inmigración de origen helvética, en especial de los cantones de Fribourg y del Valais) presentó ofrendas y posteriormente a la ceremonia homenajeó de modo especial al Nuncio, y lo invitó cordialmente a visitar esa ciudad.  El Itendente Municipal entregó al Sr. Nuncio la resolución que lo declaró “huésped ilustre” de Escobar y se congratuló de su presencia.
Al concluir la celebración, el Nuncio, el Obispo y los concelebrantes se detuvieron ante la imagen de la Virgen, “del Buen Ayre” para un cántico de salutación, luego de lo cual el Sr. Nuncio recorrió la nave central, bendiciendo y saludando a todos y a cada uno. Luego del descubrimiento de una placa alusiva en el muro frontal del templo, con el acompañamiento del Intendente Munciipal, prosiguió un ágape fraterno en instalaciones del colegio “Santa María”, que perduró hasta las 23.30.
En sus palabras al término de la celebración eucarística, el Obispo diocesano Mons. Oscar Sarlinga dijo:
“Amados hermanos, hermanas, de nuestra querida diócesis:
Clamamos con el corazón: “Todo es Providencia” porque en esta jornada de la celebración del día del Inmigrante, hoy, en la iglesia de la Natividad (Navidad) del Señor Jesús, Luz de Luz, el Evangelio nos narra la curación del sordomudo, y por ello pedimos a Jesús-Luz que abra nuestros ojos, nuestros oídos, nuestro corazón, que desligue toda mudez. Que nuestro corazón “se abra” como una mística flor, como “flor” es el espíritu de esta comunidad escobarense, en la ciudad llamada “Capital Nacional de la Flor”, por cuya fiesta anual, surgida del trabajo de los inmigrantes, es conocida en el país y el mundo.
También como dijo hoy la Escritura, levantamos los ojos, “bien abiertos”, al Cielo, al “Padre de Amor”, y damos gracias, por la presencia del Sr. Nuncio Apostólico, S.E. Mons. Emil Paul Tscherrig, representante del Santo Padre Benedicto XVI. Ha venido acompañado por Mons. Robert Murphy, secretario de Nunciatura, a quien también saludamos. Agradecemos al Sr. Nuncio por estar hoy en nuestra querida diócesis, con su presencia afetuosa, que nos confirma en la fe de Pedro, con su modo a la vez paterno, testimonial, pastoral.
Es la ocasión, pienso, para recibir, nosotros, como comunidad diocesana, de parte del Señor Jesús, un renovado “ephphatà”, “ábrete…”. Ábranse nuestros oídos, deslíguese nuestra lengua, desde una renovación interior en el Espíritu, de nosotros y nuestras comunidades, con espíritu de confianza en la fuerza de Dios, en su poder salvador, dejando de lado todo temor o mudez del alma, como nos afirma San Pablo (Cf. carta a Tito, 3.14). Reasumamos cada día el compromiso de una renovada evangelización, en la misión, en la caridad concreta y obrante, también en su dimensión social o solidaridad concreta, en la educación promocional social y en la colaboración a construir la paz.
Gracias también por la presencia del Sr. Intendente Municipal, Don Sandro Guzmán; valoramos el sentido institucional de su gesto y lo vemos en el marco de la “amistad social” que pregona la doctrina social de la Iglesia. También en la amistad social se halla presente la sociedad israelita de Campana, que nos acompaña todos los años: gracias ¡ésta es también su Casa!.
Ya tan cercanos a la apertura del Año de la Fe (que en diócesis haremos el 12 de octubre en Pilar) queremos que Jesucristo, plenitud de la Revelación, abra nuestro corazón, a la fe pensada y vivida, al contenido de la fe en su plenitud. Me vienen a la memoria unas palabras del Santo Padre Benedicto XVI, que les comparto: “Naturalmente, la fe tiene que ser nuevamente pensada y, sobre todo, vivida, hoy, de modo nuevo (…) Ahora bien, a ello no ayuda su adulteración, sino vivirla íntegramente, en nuestro hoy (…) No serán las tácticas las que nos salven (…) sino una fe pensada y vivida de modo nuevo” (Benedicto XVI, Discurso en el Encuentro con los Evangélicos, en Erfurt, Alemania, el 23 de septiembre de 2011).
Por ello, bienvenidos hoy a todos, “e pluribus unum”, de la pluralidad a la unidad de la fe y del amor, y gracias por la amorosa participación, que nos hace “Casa y ·Escuela de Comunión”
Gracias al cura párroco, Pbro. Albino Cabral y al rector de la iglesia concatedral, Pbro. Mauricio Aracena.
Un afectuoso reconocimiento al laicado presente, sociaciones de fieles, asociación Scout católica (tan numerosos, tan jóvenes, que nos han acompañado y guiado) a los grupos de oración y de cenáculos, a los grupos de “piedad ecuménica” de la diócesis, a los laicos de Justicia y Paz, a los representantes de Caritas, quienes junto con la catequesis procuran que la pastoral de migrantes e itinerantes se inserte cada día más en la “pastoral ordinaria” de las parroquias, al coro parroquial de la Natividad del Señor, que “cada día canta mejor”, a la banda musical de vientos, “María Madre Nuestra”, tan excelente, a las autoridades educativas y alumnos de algunas de nuestras escuelas, que han querido asistir hoy, a todos, a tantos jóvenes, familias, fieles provenientes de los barrios, a los voluntarios de los medios de comunicación que han querido participar y transmitir, de Telerred, de Es.Pi.Ar, de distintas radios FM y medios gráficos, vaya para ustedes una cariñosa bendición.
Cómo no mencionar en especial al queridísimo Seminario “San Pedro y San Pablo”, sus formadores, los seminaristas, que hoy nos acompañan, que sigan siendo testigos visibles del Amor de Cristo. Gracias en especial a la Delegación de Migrantes e itinerantes, con el Pbro. Alfredo Meóniz y los laicos, a la Delegación de Misiones, con Mons. Marcelo Monteagudo y los laicos, y el colegio “Santa María”, por su invalorable colaboración.
Mis repetos a las autoridades consulares, al vicecónsul italiano de Campana, al presidente de la Casa de la Unión Europea, de Zárate, a autoridades de Prefectura y al Prefecto de la Base Naval de Zárate, a las delegaciones de migrantes italianos, portugueses, españoles, suizos, japoneses, peruanos, ucranianos, y muy en particular a los entrañables hermanos y hermanas bolivianos, sea potosinos (muchos de los cuales hablan quechua, junto con el castellano), o de origen aymará, o de otras regiones de ese estado plurinacional, a los hermanos y hermanas del Paraguay, que tienen en esta diócesis un responable pastoral para ellos y sus descendientes, a todos.
Unidad en la fe, Amor mutuo, salud de la Iglesia, de esta Iglesia convocada y convocante, que tiene como “Estrella que nos guía” a la Virgen, Madre de Dios, Madre de la Iglesia. Que Ella nos cuide, que nos tenga de la mano, que nos tenga fuerte de la mano, que no nos deje, nuestra Madre, que nos lleve a Jesús, “Estrella brillante de la mañana”. Amén.